jueves, 26 de mayo de 2011

SOBRE EL FUTURO DE LA PLANIFICACIÓN

La creación del CEPLAN el año 2008 y los primeros pasos en la restauración de un Sistema Nacional de Planificación plantean algunas interrogantes y merecen un debate que no está ocurriendo. No obstante las críticas de un sector de pensamiento liberal en economía a la idea de la planificación, la realidad es que existe consenso sobre la necesidad de la planificación de las políticas públicas. El consenso se refleja en el hecho visible que la planificación se ha mantenido aún después del cierre del Instituto Nacional de Planificación (INP) en 1992, y se continúa practicando en todas las entidades públicas, e incluso muchas privadas, aunque sin la guía de una oficina central que unifique las metodologías y conceptos. Así, se observa la existencia de una enorme cantidad de planes públicos, cuyo número posiblemente es mayor que cuando existía el INP. Incluso el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ha desarrollado una metodología de Presupuesto por Resultados, cuya finalidad es organizar las acciones de las entidades públicas para lograr resultados deseados con un horizonte de mediano y largo plazo. Esto no es otra cosa que planeamiento, es decir programar acciones en el corto plazo vinculadas a resultados (objetivos) que se quieren lograr en un periodo más largo. Es por ello que no sorprende la reinstauración de la planificación nacional mediante la creación del CEPLAN y el denominado Sistema Nacional de Planeamiento Estratégico. Sin embargo, la institucionalidad del estado no se ha adecuado para incorporar un funcionamiento adecuado de un sistema nacional de planeamiento y se observa la existencia de funciones duplicadas y la incomprensión sobre el rol del CEPLAN.

Por lo corto del espacio me voy a referir a sólo dos problemas. En primer lugar, la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo (LOPE) definió el concepto de políticas nacionales, que luego se formularon en el DS Nº 027-2007-PCM. Esta norma, sin embargo, extendió el concepto de políticas nacionales al plantear que las entidades públicas debían definir metas e indicadores de desempeño para evaluar semestralmente su cumplimiento. Al crearse el CEPLAN y disponerse la elaboración del Plan Estratégico de Desarrollo Nacional (PLADES) era evidente que dicho Plan debería contener las políticas nacionales de desarrollo, con las correspondientes metas anuales. Sin embargo, mientras el CEPLAN trabajaba en la formulación del PLADES, funcionarios de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) se dedicaban simultáneamente a la actualización de las políticas nacionales contenidas en el DS 027, generando una duplicación innecesaria, que además confundía a los funcionarios de planeamiento de las entidades públicas que no sabían si seguir a la PCM o al CEPLAN, y que al final seguían a ambos. Un segundo tema es el del Presupuesto por Resultados (PpR), al que me he referido más arriba. En este caso es patente la desconexión entre los procesos de formulación del PLADES con los de la formulación del PpR. Así, en todas las entidades públicas los procesos de planeamiento se realizan simultáneamente con los de presupuestación, y las unidades de planeamiento y presupuesto se encuentran juntas en las denominadas Oficinas de Planeamiento y Presupuesto, tanto a nivel sectorial, como regional y local. Sin embargo, en el nivel central los procesos de planeamiento nacional se realizan por el CEPLAN, mientras que los de presupuesto se realizan por el MEF. El hecho que este mismo problema exista en otros países de la región no justifica que se mantenga una desconexión que afecta la eficacia tanto de los procesos de planificación como de los de presupuesto. Nuevamente aquí hay una duplicación, porque en su momento el CEPLAN tendrá que orientar la formulación de las planes estratégicos y operativos del sector público lo que se cruzará con el PpR. Quienes tienen poca experiencia en el sector público pensarán que esto se soluciona coordinando, sin embargo la experiencia evidencia que aún si al final se logra un resultado, en el proceso se genera confusión y se pierden importantes recursos públicos. Otros problemas son el encargo al CEPLAN de la priorización de inversiones, cuando el Sistema Nacional de Inversión Pública se encuentra bajo la dirección del MEF. El extremadamente limitado presupuesto asignado al CEPLAN que le impide contar con los recursos necesarios para desarrollar sus funciones con eficacia. También podría discutirse la forma organizacional del CEPLAN y su nivel en la estructura del estado. Ciertamente, son varios los temas por discutir y resolver si se desea una institución y un sistema de planificación que funcionen con eficiencia para contribuir a la eficacia de la política de desarrollo nacional.

Publicado en Boletín APEBHO