lunes, 10 de mayo de 2010

¿Disolver la Planificación? Artículo en Gestión 05-05-2010

En un artículo reciente Waldo Mendoza reclama que el Plan Perú 2021, un plan nacional de largo plazo, incluya lo mismo que un programa económico y critica el Plan por no incluir un presupuesto. Pero un plan de largo plazo no es lo mismo que un programa económico. Waldo no sólo está confundido, el mismo documento del Plan explica la diferencia entre un plan de largo plazo y un plan de mediano plazo: el primero es esencialmente un plan de políticas; mientras que el segundo es un plan de acción. Esto debería ser suficiente para cualquier lector atento, pero además el Plan sí incluye estimaciones presupuestales para una buena cantidad de los proyectos prioritarios allí incluidos, por lo que cabe la duda en este respecto. La crítica de Waldo es la misma de un sector de opinión, que pide un plan más detallado, y programación multianual, no obstante haberse explicado en el Plan que ello corresponde al planeamiento de mediano plazo, tarea que el CEPLAN debería iniciar de inmediato. Más aún, esta crítica se va por lo accesorio y deja de lado lo central. El Plan Perú 2021 le presenta al país una propuesta de desarrollo, y sobre ella casi nadie ha opinado, no obstante que necesitamos debatir y generar consenso al respecto. Por mucho tiempo la política de desarrollo en el Perú fue pendular, a pesar de la importancia de seguir una ruta única, para evitar las marchas y contramarchas que no nos han llevado a ningún lado. Es decir, necesitamos una estrategia de desarrollo que se convierta en Política de Estado para que no cambie al cambiar de gobierno, y para ello es indispensable un debate democrático pero constructivo y orientado a la búsqueda del consenso. Es decir, un debate no solamente con críticas, también con propuestas alternativas. En su artículo Waldo menciona a Dani Rodrik, profesor de la Universidad de Harvard, quien lidera internacionalmente la propuesta de involucrar al Estado en la promoción de una política de desarrollo industrial. Sin embargo, en el Perú muchos economistas aún piensan que no se necesita una política industrial, no obstante que el Banco Mundial y el BID ya cambiaron de idea y ahora admiten que ésta es necesaria. La propuesta del Plan Perú 2021 recoge la idea básica de Rodrik, pero ¿Estamos todos de acuerdo con ella? Más aún, hay otros temas de fondo, institucionales, que también deberían debatirse ¿Tiene el CEPLAN el nivel institucional adecuado? ¿Se le va a asignar el SNIP para que pueda organizar la priorización de proyectos que reclama Waldo? ¿Se va a subordinar el presupuesto público a los planes de desarrollo? ¿Se le va a entregar un presupuesto suficiente al CEPLAN y el apoyo político que requiere para reintroducir la planificación como herramienta central de gobierno? Si tratamos el tema del CEPLAN, estas preguntas deberían estar en el centro del debate; y si tratamos el tema del plan nacional de desarrollo, el centro debería estar en la propuesta estratégica de desarrollo nacional. Buena parte de las críticas hasta ahora han eludido estos temas, aunque sólo ahora se ha propuesto “disolver” el CEPLAN. Puede ser casual que Waldo use la misma palabra que utilizó Fujimori para violentar la democracia, cuando pide aplicar al naciente CEPLAN lo mismo que hizo Fujimori con el ex-INP; aunque ya parece mucha coincidencia que hace poco se haya autodeclarado “neoliberal”. No estoy de acuerdo con esta postura, y creo que el debate se debe reorientar y ser constructivo para fortalecer la institucionalidad, el CEPLAN es una institución en formación, y la planificación es una importante herramienta de la gestión pública. Tanto el CEPLAN como su propuesta de plan de largo plazo deben ser sujetos de la crítica democrática, pero no para disolverlos sino para fortalecerlos y mejorarlos.